Los sistemas alimentarios abarcan todos los procesos y actores involucrados en la producción, procesamiento, distribución, consumo y desecho de alimentos. Estos sistemas incluyen las actividades agrícolas, la industria alimentaria, los mercados, las políticas y regulaciones, así como los comportamientos de los consumidores.
Los sistemas alimentarios son clave para la seguridad alimentaria y la nutrición, ya que determinan cómo y qué alimentos están disponibles para las personas. Un sistema alimentario sostenible busca proporcionar acceso a alimentos saludables y nutritivos para todos, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus necesidades alimentarias.
Para lograr esto, los sistemas alimentarios deben considerar aspectos como: Producción agrícola: Cómo se cultivan los alimentos, incluyendo la eficiencia en el uso de recursos naturales como el agua y la tierra, y la reducción del impacto ambiental, emisiones de gases de efecto invernadero, pérdida de biodiversidad.
Distribución: Las cadenas de suministro que llevan los productos del campo al consumidor final, incluyendo la infraestructura de transporte y almacenamiento.
Consumo: Las elecciones alimentarias que hacen las personas, influenciadas por factores culturales, económicos y de salud.
Desperdicio de alimentos: La cantidad de alimentos que se pierden o desperdician en los distintos niveles del sistema, desde la producción hasta el consumo. Los sistemas alimentarios, por tanto, no solo afectan la salud de las personas, sino también el medio ambiente, las economías locales y la estabilidad social.
Este tipo de sistema busca ser resiliente, equitativo y respetuoso con el medio ambiente, minimizando el impacto negativo en los recursos naturales, el clima y la biodiversidad.
Las características más importantes de un sistema alimentario sostenible son; Bajo impacto ambiental, economía circular,alimentos saludables y accesibles, justicia social y resilencia climática.
Es crucial que los gobiernos implementen políticas que apoyen la sostenibilidad, como subsidios para la agricultura sostenible, restricciones a la deforestación y la promoción de prácticas alimentarias más equitativas. En resumen, un sistema alimentario sostenible es esencial para mantener la seguridad alimentaria mundial, proteger el medio ambiente y garantizar el bienestar social.