Más del 60 por ciento del alimento que llevan los más de 170 mil paquetes alimentarios
que entregamos a nuestros beneficiarios al año, son frutas y verduras que se cosechan en
Sinaloa.
Desafortunadamente, la temporada agrícola en Sinaloa solo se desarrolla en el periodo
otoño-invierno, que contemplan los meses de diciembre a junio aproximadamente y en
dichos meses, los horticultores de la región donan recurrentemente grandes cantidades de
hortalizas a nuestra organización.
En dicho periodo, es demasiado el alimento disponible en la región, aunado a la poca
infraestructura de almacenamiento y transporte de los bancos, provoca que miles de
toneladas de alimento acaben por alimentar al ganado o lo que es peor, en el campo o en
la basura desperdiciándose, y generando una gran contaminación al medio ambiente.
La alternativa obvia y más sencilla es fortalecer a los bancos en materia de infraestructura,
almacenamiento y transporte. Sin embargo, consideramos que debemos pensar más allá
de solo almacenar.
Una alternativa muy viable para aprovechar el alimento y evitar el desperdicio pueda ser la
de transformar ese alimento en otros con mayor vida de anaquel, que permita, tener
alimento en estos meses de escasez.
Hay muchos ejemplos de productos alimentarios con alto valor nutricional que se pueden
realizar con lo que se produce en Sinaloa en abundancia. Harina, tortilla, pan, puré, pasta,
papillas, jugos, deshidratados, conservas y un largo etc.
Lo que sí es seguro, es que algo tenemos que hacer los Bancos de Alimentos de Sinaloa a
la brevedad posible. Ya no podemos pasar más tiempo teniendo cinco o seis meses al año
con carencias de alimentos del sector agrícola.
La solución tiene que salir de nosotros, ya que, por cuestiones climáticas, la temporada
agrícola en Sinaloa siempre tendrá esos tiempos de cosecha y producción. Siempre
terminará en esas fechas, semanas más o semanas menos.
Mientras estas alternativas se materializan, tendremos que enfocarnos en tres grandes
estrategias. Una; Fortalecer las donaciones económicas de particulares y empresas de la
región. Dos; Realizar colectas de alimentos de la canasta básica en empresas y escuelas,
donde podamos allegarnos de alimentos como frijol, arroz, aceite, atún etc.
Y por último, salir a otros estados a buscar alimentos que ahí se producen. Esta actividad
es la más socorrida por los Bancos de Alimentos, pero la más compleja y costosa. Sin
embargo, es nuestra obligación moral tener alimento para nuestros beneficiarios.
El hambre y la necesidad no descansan, no se va de vacaciones y no respetan la
temporada agrícola.