La importancia de la inocuidad alimentaria

Se dice que un alimento es inocuo cuando se tiene a niveles seguros y aceptables, una ausencia de peligros que puedan dañar la salud de los consumidores. En Bancos de Alimentos de todo México es una de nuestras tareas principales, adicional al alimento entregado.

Si bien en los Bancos de Alimentos no se vende alimentos como tal, eso no nos exime de cumplir a cabalidad con todas las medidas de seguridad e inocuidad alimentaria, ya que estamos sujetos a las mismas obligaciones y auditorias que las empresas con fines de lucro.

Además de las autoridades sanitarias, todos los Bancos de Alimentos agremiados a nuestra red, somos regularmente auditados, pero sobre todo fortalecidos, por las áreas expertas en la materia de las Oficinas de Servicios Nacionales de la Red de Bancos de Alimentos de México.

Esto obedece de además de a un cumplimiento con la autoridad correspondiente, a dos factores, el primero y más importante; No existe seguridad alimentaria sin inocuidad en los alimentos, es decir, no podemos como Bancos de Alimentos por un lado atender la inseguridad alimenticia, sin atender a la par y de manera muy profesional, la inocuidad del alimento entregado a nuestros beneficiarios.

Por otro lado, tenemos una gran responsabilidad con el alimento que ha sido donado a nuestra organización por una empresa aliada, esto significa que tenemos que asegurar que una vez que el alimento esté bajo nuestro resguardo y posteriormente en el del beneficiario, continúe siendo seguro y no se contamine a lo largo de toda la cadena.

Los alimentos contaminados causan más de 200 enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer. Actualmente, se calcula que una de cada diez personas en el mundo se enferma después de comer alimentos contaminados. Casi un 30 por ciento de todas las muertes por enfermedades de transmisión alimentaria se producen en niños menores de cinco años.

Solamente en el Banco de Alimentos de Culiacán se atiende más de 500 familias todos los días, en promedio estamos hablando de más de 2,000 personas que todos los días puedan ingerir algún alimento entregado por nuestra organización. He ahí la importancia de todos los días fortalecer y reforzar estos temas con nuestros colaboradores y aliados.

En el 2017 la Asamblea General de la ONU declaró el 7 de junio como el día mundial de la inocuidad de los alimentos, esto con la finalidad de crear conciencia, promover y facilitar la adopción de medidas en pro de la inocuidad alimentaria mundial. Los bancos de alimentos somos promotores e incansables gestores de la inocuidad alimentaria y de siempre velar por la seguridad de las personas atendidas.

Las buenas prácticas en el manejo del alimento y la inocuidad del mismo, no solamente deben manejarse en las empresas del giro alimentario o en los bancos de alimentos, esta es una medida que debe aplicarse todos los días en nuestros hogares para evitar enfermedades en nuestras familias. La ya mencionada falta de infraestructura en nuestra organización, en ocasiones imposibilitan que llevemos a cabo cómodamente las tareas en materia de inocuidad, es por eso que en todas las comunidades rurales donde tenemos comités de beneficiarios, se les capacita constantemente en materia de buenas prácticas de higiene e inocuidad

La normalización de la pobreza extrema

Es difícil imaginar que en Culiacán haya más de 17 mil personas en pobreza extrema, y más de 73 mil en todo el estado de Sinaloa. Lo hemos venido diciendo desde que CONEVAL arrojó estos tristes números. Es un número contradictorio.

Lo contradictorio de estos números va más enfocado al alimento, a su disponibilidad. Si estuviéramos hablando de un estado donde no hay alimento, donde no haya agua o tierra para producirlo, serían medianamente entendible tener esos números, pero no en Sinaloa.

Según CONEVAL, hay más de 800 mil personas en pobreza en la última medición de 2020, y podemos apostar que después de dos años de pandemia ese número ya rebasó el millón de habitantes, lo sabremos a mediados de 2023 con mayor precisión.  

En Culiacán y en todo el estado de Sinaloa, no debiese irse ninguna persona a dormir con hambre, por falta de alimento o recurso económico, es no solo contradictorio, es inhumano. Sin embargo, cada día es más común y normal ver familias sumidas en la pobreza extrema y demás carencias sociales en Culiacán y Sinaloa.

Algunas de las razones que puedan fomentar la normalización de la pobreza extrema, puedan ser lo poco visible o palpable que es, ya que es muy difícil verla e identificarla al cien por ciento, porque la apariencia de una casa o la colonia donde viven, nada tiene que ver con pobreza extrema. Puedas tener una casa con todos los servicios y comodidades, y la familia estar inmersa en la pobreza extrema, razones para ello hay muchas.

Lo dicen los miles de estudios socioeconómicos y nutricionales que elabora el personal del Banco de Alimentos de Culiacán. La pobreza extrema ya no solo está en la periferia, en las comunidades, o en las colonias populares o comúnmente conocidas y hasta estigmatizadas. La pobreza extrema ya está donde menos lo esperamos. Independientemente de la apariencia del hogar o colonia.

Otro de los factores que puedan fomentar el normalizar la pobreza y pobreza extrema es la gran cantidad de vacantes de empleo que existen en todos los sectores. Es de alguna manera contradictorio, que haya muchos empleos disponibles y por otro lado tengamos tanta pobreza y necesidad. La lógica nos dice que no debiese haber necesidad o pobreza cuando sobra el empleo.

No discutiremos las causas de esa contradicción porque no son del todo claras, lo que sí nos consta es que la pobreza extrema a la cual va dirigida principalmente nuestra intervención alimentaria en el Banco de Alimentos, normalmente no es la misma persona que puede cubrir esa vacante de empleo. La persona en pobreza extrema comúnmente es el adulto mayor, el discapacitado etc.

Una de nuestras responsabilidades será darles visibilidad a las carencias sociales, particularmente a la carencia alimentaria, con la mera finalidad de concientizar, de sumar a más personas a la solución, de volver cada vez más solidario al Sinaloense y evitar a toda costa normalizarlas.

Normalizar la pobreza extrema nos llevará indudablemente a incrementar todavía más el número de familias en esta carencia social, y nos volvería una población inmune, apática, insensible. Que, si bien suena improbable que una sociedad tan solidaria como la Sinaloense cometa ese grave error, no debemos dejar pasar la oportunidad de recordarlo y sobre todo reforzarlo. La pobreza extrema ahí está, veámosla, pero actuemos.

La inflación no afecta a todos por igual

Los estragos y consecuencias de que al cierre de Julio tengamos una inflación del 7.99 por ciento según Banxico, son notoriamente más severos para los más de 853 mil Sinaloenses en pobreza.

Para dimensionar, en junio de 2020 la inflación estaba en 3.33 por ciento, dos años después vemos un incremento de más de 5 puntos porcentuales, su mayor incremento desde enero de 2001, y con estimaciones a seguir creciendo el 2022.

¿Pero qué significa este incremento en la inflación y en qué afecta a los más pobres? Hoy día se puede palpar más fácil esta difícil situación que aclaremos, no solo afecta Sinaloa y México, es una situación mundial que se ha aseverado mucho más en nuestro país.

Paliativos del gobierno federal contra la inflación no hemos visto muchos, el más conocido fue el del incremento al salario mínimo, donde la Comisión Nacional de Salarios Mínimos anunció el pasado 1 de diciembre del 2021 el acuerdo del nuevo salario mínimo, donde se acordó un incremento de un 22 por ciento, el porcentaje más alto en los últimos 34 años.

La escalada de precios es uno de los principales efectos de la inflación, y evidentemente a las familias de escasos recursos es a quiénes más les afecta, ya que su capacidad de compra de alimentos de la canasta básica se ve drásticamente afectada.

Ejemplos hay muchos, pero citemos solo dos de ellos, que puedan ser los más evidentes o a los que popularmente se han conocido más, ya sea por la preferencia en su consumo o por el gran incremento que se ha reflejado por la inflación.

El huevo es uno de los alimentos que más se consumen en México, inclusive es el país que más consume este alimento en el mundo, un promedio de 27 kilos por persona. Durante los últimos 3 años, el huevo ha tenido un incremento de hasta 21.50 pesos por kilo, un gran golpe para las personas con menos ingresos.  

La tortilla es otro alimento de alto consumo, donde según datos de Profeco casi el 99 por ciento de las personas consume tortillas en su dieta diaria, y que en los últimos meses hemos visto un incremento en el precio de hasta 17 por ciento, más del doble de la inflación general. Según estimaciones de CONEVAL, en la zona urbana cada persona consume al año 56 kilogramos de tortilla, contra 79 kilogramos en la zona rural.

Solo por citar una alternativa; tenemos un estado pionero en la producción de maíz, aliados agrícolas dispuestos a donar y sumarse al combate de la pobreza por medio de los Bancos de Alimentos, la posibilidad técnica de elaborar tortilla y donarla a quien menos tiene ¿Por qué entonces no apoyar en fortalecer una organización como la nuestra?

Sin embargo, los gobiernos estatales siguen sin ver a los Bancos de Alimentos como un aliado estratégico en el combate contra los efectos de la inflación y los altos costos de los alimentos de la casta básica, porque nadie puede negar la gran ayuda que ha sido para los gobiernos, que instituciones como Banco de Alimentos de Culiacán, ayude cada año a más de 50 mil Sinaloenses.

Hace un par de meses que nos reunimos con el gobernador Rocha Moya, precisamente para presentarle esta y más alternativas para ayudar a quién menos tiene, y que, si bien aún no se ha podido materializar algún tipo de apoyo, tenemos la esperanza en que sí sucederá.